Me cuentan que el río grande de nuestra tierra lo es más de lo que pensamos, que no nace en Cazorla, en ese infinito reguero de caños que surgen de la tierra serrana, que no, que si fue grande para los musulmanes que lo tomaron como base de su Al-andalus, lo fue más para los moradores de la bética. Me cuenten que desde Doñana hasta las nieves de la Alpujarra almeriense nuestro río wadi al-Kabir nace en el este para ir a morir al oeste, surge en las alturas para desaparecer a nivel del mar, coge la fuerza del aire puro y oxigenado para caer lentamente entre arenales y pinos junto a un océano abierto, porque el Gualdalquivir (no necesitamos anteponer la palabra río que la lleva implicito en su propio nombre) viene del Mediterráneo y llega al Atlántico. Y aunque uno, en el fondo todos, somos de la tierra que pisamos en cada momento, ¡qué suerte haber mamado una forma de sentir, sufrir y gozar que dio vida a la humanidad con una cultura imperecedera! Y esto nada tiene que ver con lo que se celebra este día, que tiene un fuerte carácter político, ¡ay! pero aprovecha, sal a la calle, al campo, al mar, y busca esa esencia que nos hizo diferentes ya en tiempos de la mítica Tartesos. Pregúntale al río, estés donde estés.
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Agrego un par de enlaces sobre la polémica del lugar del nacimiento de nuestro río:
Discusión sobre el nacimiento del Guadalquivir, en Wikipedia.
En busca de las fuentes del Guadalquivir, de Diario Córdoba
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Agrego un par de enlaces sobre la polémica del lugar del nacimiento de nuestro río:
Discusión sobre el nacimiento del Guadalquivir, en Wikipedia.
En busca de las fuentes del Guadalquivir, de Diario Córdoba