La niebla no es igual para todos. Y esto te lo cuento porque ahora mismo crees que no te estoy viendo porque tú a mi no me ves. La niebla no es igual para todos. El disparo sonó seco y tremebundo. No tanto como aquel ósculo (me niego a llamarlo beso) que me diste llevando escrita tu traición y que ahora recoge sus frutos. Sobrábamos los dos pero yo te vi primero. Mira, ya despunta la mañana y vienen a buscarme.
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