¿Dónde estabais?

Conmigo no. En aquel fango nos conocíamos todos y allí no estabais. De haber estado hubierais sido mi  revulsivo, ese pisotón que te despierta y te hace agarrar los bártulos y dar los pasos al frente que todos esperan. Pero no os vi y eso que erais los primeros en aparecer siempre. Sin que nadie os llamara. En alguna ocasión incluso teniendo vuestra mano antes de que fuera a surgir el problema. ¿Dónde estabais ahora que contaba las horas para mi total desaparición? Hundido, acabado, humillado y desposeído de todo bien material e incluso humano. ¿Dónde estaba ese asidero que siempre guardaba como último as tras la bocamanga?
Dónde, dónde, dónde... se apagaba la voz en aquel estercolero. ¿Dónde estaban mis enemigos cuando los necesitaba?

Noviembre

Todo terminó en el mes que tenía que terminar. Tantos años sacando tierra para ir agrandando el agujero que al final encontró acomodo en él. En el oeste americano los condenados a muerte no eran obligados a cavar  su tumba. Les quedaba algo de dignidad. Ahora no. La pala lleva labrado en oro las palabras deuda externa y bajo los nuevos soles de la regularización y el ajuste económico seguimos engordando a los que llevan tirantes... sinceramente, deberíamos volver a empezar. Sin excepciones.

Hostalero..

Aunque no escaparé al entorno de la calabaza y al trapicheo de las golosinas (quien tenga niños lo entederá) ..... por lo menos agusto me quedaré recordando algunos momentos de esta inolvidable obra... con la que una vez al año a los míos les doy la tabarra.
Con permiso de vuesas mercedes...
 
ESCENA VIII
BUTTARELLI: ¿Otro embozado?
DON DIEGO: ¡Ah de esta casa!
BUTTARELLI: Adelante.
DON DIEGO: ¿La hostería del Laurel?
BUTTARELLI: En ella estáis, caballero.
DON DIEGO: ¿Está en casa el hostelero?
BUTTARELLI: Estáis hablando con él.
DON DIEGO: ¿Sois vos Buttarelli?
BUTTARELLI: Yo.
DON DIEGO: ¿Es verdad que hoy tiene aquí Tenorio una cita?
BUTTARELLI: Sí.
DON DIEGO: ¿Y ha acudido a ella?
BUTTARELLI: No.
DON DIEGO: ¿Pero acudirá?
BUTTARELLI: No sé.
DON DIEGO: ¿Le esperáis vos?
BUTTARELLI: Por si acaso venir le place.
DON DIEGO: En tal caso yo también le esperaré.

Clín, clín, clín.

Clín, clín, clín, clín, clín. Sonaba a lluvia vieja. Como aquella que contaban caía hace ya mucho tiempo. Pero no era posible. Imposible. Clín, clín, clín. Pura fantasía en aquel zulo terrible. Había nacido allí y entre aquellas paredes moriría. Clín, clín, clín. Al menos tendría con que entretenerse. Pensar la forma de no acabar como Julia, en un rincón del otro cuarto, agazapada bajo un paraguas roído.Clín, clín, clín.

Carta para una seta

 
 
Recupero esta entrada de Diciembre de 2008, que escribí para uno de mis blog que ya llegó al final de su viaje, porque me sigue pareciendo muy cruel que la burocracia se cargue la imaginación. Cualquier burocracia, cualquier imaginación.

Me pregunto quien tuvo la magnífica idea de convertir este buzón de Correos en una seta. Un buzón y una seta guardan muchas similitudes pero sobretodo una evidente, se esconden en ellas muchos de nuestros sueños. Me pregunto quien tuvo la magnífica idea de convertir este buzón de Correos en una seta. Y sobretodo porque no fui yo. Por qué no tuve esa genial idea. Cuando voy a echarle una carta, me apoyo en su sombrero colorao y le digo en voz baja donde quiero que la mande y noto que se hace el remolón. Me pregunto quien tuvo la magnífica idea de convertir este buzón de Correos en una seta.

La marabunta


No quedó nadie que pudiera valerse por si mismo tras el estruendo y el caos posterior. En la comisaria central varios testigo relataban los hechos. Todos coincidían en haber vivido los segundos más amargos de sus existencias condensados en un grito que atravesó sus vidas y las aceras: ¡Ya están aquí los colegios!

Temperare

El camarero, tras la barra, se movía lo mínimo posible. Lo imprescindible. El gasto energético se reducía a menos de lo que necesita alguien para vivir. Igual no estaba muy vivo. La cerveza la servía fría hasta ese punto mágico que no se congela pero eso no lo apreciaron los tres armarios alemanes con los que estaba aquella noche. A esa temperatura sugirieron bañarse en ella en lugar de bebérsela.
Entré en la dialéctica y salí rodando por la puerta.

Accidente laboral

Resbalón. Caída inesperada. Tropiezo. Pie escayolado. Tres semanas de baja. Liberado de volver a su casa. Full time en el trabajo.

No estaba solo

Había cuajado una faena completísima, callando a todos los que le acusaban en tertulias de tabernas de estar limitado en cuanto a variedad de pases, en cuanto a la facilidad con toros de poco trapio pero achantado cuando el animal no baja la cabeza ni humilla. La banda puso música de su tierra para amainar el viento que se había levantado en esa tarde de primavera. Y lo citó donde pocos lo hacen. En el centro del redondel iba a buscar lo que le faltaba para salir por donde los más grandes. Y el coso dijo aquí estoy. Silencio sepulcral para el último instante. Rabia en el estoque contenida y envuelta en la perfección de la búsqueda de la entrada certera. Todo a su favor. Todos con él contra su enemigo. Error en el último instante. Pinchó en hueso. La plaza contiene el grito de desaliento. Y sólo una voz infantil, inocente, ignorante, esperanzada, inútil, bellísima... "¡Bien!"

Viernes

Ese día precisamente supe que se llamaba así. Y que llevaba desde el dos mil tres en nuestro país. Hace dos meses le cortaron el contrato.¡A la calle! Y ahí trabaja para que el banco no le quite su casa. Se llama Viernes. Y nunca le falta una sonrisa y un saludo educado. Todos los días regala a mis oídos lo que mis paisanos, compañeros y viandantes han convertido por su ausencia en un lujo. Viernes me saluda todos los días mirándome a la cara y ofreciéndome su puño para que le corresponda. Un europeo y un africano saludándonos al estilo norteamericano. Friday vende pañuelos y baratijas. Suerte.

Desde el primer momento

Nos habían presentado en aquel garito con nombre estúpido de calle céntrica y decoración de los setenta, concretamente de películas de ciencia ficción de esa época del cine. Todo blanco. Camareros de colores. Desde el primer momento supe que me iba a caer mal, que me iba a causar problemas, que estaba ante la más sutil de las apariciones malignas paridas por un ser humano, que íbamos a acabar en la cama del lamentable hotel de decoración fetichista que está a la vuelta de la esquina de esa calle céntrica donde nos presentaron. No son los primeros que se preguntan ¿por qué? pues porque quería saber hasta donde llegaba esa belleza exterior, sí, esa tapadera superficial que alcanzaba la perfección visual entremezclando una gama de marrones y azules desérticos en la piel que me excitó desde el primer momento, esa fachada que escondía lo más violento y cruel que un ser humano puede mostrarse sin mediar palabra con el sencillo gesto de un saludo inofensivo.

(Me encerrarán por contarlo, Biblioteca Particular del Profesor Andrés Martínez)

Necesidades

- ¡Marinero! vaya usted a revisar la gancera, debe haber problemas en su sujeción, el panel de mando alerta de un bajo nivel de seguridad.
- Se refiere mi capitán ¿al herraje metálico donde se fija la botavara al mástil?
- ¿Dónde están los abogados de las multinacionales cuando se les necesita?

En la mar océana...

Nos habíamos despedido de mala forma, de reojo. Y hacía años que no la veía pero hace unos días en la mar océana nos volvimos a encontrar. Como tantas veces giraba sobre mi. Me buscaba, se escondía. Ella era inconfundible e insaciable. ¿Os había hablado antes de mi sombra?

Hombres de barro

Mientras un tipo espigado y con ropa de cuando era menos talludito se acercaba a los viandantes encorvado y haciendo carantoñas otros dos hombres cubiertos de barro repetían la escena del asesinato de Julio Cesar a manos de Bruto una y otra vez, todo ello sin parar de andar. Desde un balcón con vista privilegiada sobre la plaza una mujer peliroja cantaba pasajes de zarzuela haciendo un verdadero prodigio en el cambio de voces incluso de vestuario ataviándose con sombreros y otros complementos para hacer más reales los personajes.
Cuando tuve conciencia de donde había entrado, de lo que estaba viviendo, no tuve valor para preguntarle a alguien donde estaba la Oficina Municipal de Recaudación y me uní a los que se pusieron a imitar al hombre encorvado. Supongo que podía permitirme el lujo de pagar un día de retraso.

Brevario (XIII)*

Cuando despertó, los mismos perros con distintos collares seguían allí.


* Brevario, es una palabra que viene de la unión de dos más conocidas, breve y relatario. La primera viene del latín (brevis) y la recoge oficialmente la Real Academia de la Lengua mientras que la segunda es invención del autor y la tengo recogida y dándole de mamar con lo que me queda de trovador de las almas perdidas...

Mi nuera

Siempre pensé que aquella nube no iba a descargar sobre mi cabeza. Y me equivoqué. Fui el centro de una cadena de rayos que me dejaron chamuscado. Toda una vida soñando y pagando una hidrólisis alcalina en condiciones para nada. Puedo escribir esta carta al director de su periódico habitual porque la providencia legalmente constituida me ha dado siete horas para arreglar mis papeles y pagar algunas deudas. Detrás de todo esto está la mujer de uno de mis hijos. Es abogada y se hace el horóscopo mientras espera en la peluquería cada viernes. No le llega para el sudoku.

Habla pueblo habla

Cada cuatro años, con jueces al servicio de los partidos políticos, con leyes que van en contra de los derechos de los ciudadanos (porque hay que servir al poderoso que viene del otro lado del Atlántico norte), con reglas electorales y sistemas de gobierno caducos y para nada representativos, con instituciones como el Senado que no aportan pero restan mucho, con bancos y un fantasma con cadenas llamado mercado que nunca dan la cara cuando se les necesita pero que siempre obtienen beneficios. Y por mucho más, que cada cuatro años es muy poco. Habla pueblo habla.


La primera vez.


El texto que podéis leer a continuación es de mi amigo Álvaro que se nos descubre en su blog, preñado de arte y cachondeo, con un texto cargado de experiencia viva pero que a la vez es un pregón y una guía para no perder el aliento esta semana santa en Sevilla. La mayoría lo conocen por su seguimiento tabernero de lo cotidiano en twitter o como el genial fotógrafo que es (para muestra la fotografía que acompaña la entrada) pero os pido leais el texto que ha publicado. ¿No os entran ganas de echarte a la calle?
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Sevilla es un mar de calles en el que todos tienen cabida, por eso será que cada día se acercan hasta ella más y más foráneos que vienen dispuestos a desabrocharse el alma y empaparse del olor a azahar que brota de cada plazuela al notar que asoma entre la primavera nuestra tan esperada Semana Santa.
Acción y reacción. Llegar, conocerla y enamorarte de ella, dejarte atrapar por el frasco de las esencias que se destapa en cualquier esquina durante la semana más mágica del año.
Cofradías y cofradías, calles y más calles. De este modo descubriremos que Sevilla es su centro, calle Feria rebosante de vida y de cofradías, Plaza del Salvador y Calle Cuna, estrechez en Francos y algarabía en la Alfalfa, silencio en Doña Mª Coronel, oscuridad en Sales y Ferré, recogimiento en Conde de Barajas y Cardenal Espínola.
Cofradías y más cofradías, caminatas incesantes. De este modo descubriremos también que Sevilla son sus barrios y arrabales, brisa fresca para el visitante, aires toreros por San Bernardo y marineros en Triana, aroma de ribera en el Arenal y de naranjos en Santa Cruz. Tiro de Línea, Nervión, San Pablo, Porvenir y Cerro, barrios que alejados del casco histórico tienen sello propio y son ejemplo de juventud, fuerza e ilusión.
Pero lo más importante no es el hecho de conocer y descubrir cosas nuevas, lo verdaderamente importante es redescubrir lo ya conocido, encontrando momentos que nos vuelvan a emocionar una y otra vez: la revirá de un misterio; la trasera de un palio que se difumina entre el gentío; ciriales encendidos revolviendo las esquinas; una nube de incienso; el silencio del Postigo cuando arranca una chicotá; el tañir de las campanas durante la recogida de Santa Marta; una levantá en el puente; la oscuridad de Mateos Gago un Martes Santo…
Tesoros y detalles que guardaremos en la memoria y que permanecerán con nosotros para siempre, pudiéndolos revivir cada vez que queramos con sólo cerrar los ojos.
Detalles, que aunque pequeños esconden un inmenso significado.
Detalles como aquella estampita del Cristo de San Bernardo o del Sentencia que me regalaron hace años y que siempre guardaré como oro en paño, o esa medallita de San Esteban que descansa en un rincón privilegiado de mi casa. Detalles que todos conservamos como un preciado botín que nos acercará a la Semana Santa cuando no la tengamos cerca.
La Semana Santa sevillana es un punto y aparte en la vida del cofrade, es el manantial de sentimientos que no cesa de brotar; el manantial del que merece la pena beber; del que hay que empaparse.
Un año más durante una semana, Sevilla rezará en silencio y hablará con la mirada; un año más merecerá la pena conocerlo, vivirlo y sentirlo.

Sigo por aquí ¡eh!

Espero retomar dentro de un tiempo (lo más corto que pueda) la serie de microrelatos con los que disfruto tanto en mi Callejón, últimamente con estos dos proyectos que llevo entre manos, el curro, la familia y enredos varios no me da para sacar esos minutos que este sitio necesita (además de que uno tampoco es un lumbreras), de donde salieron todos los demás adoquines que pueblan mi mundo, mis fantasías, mis anhelos y mis quereres. Gracias a todos los que todavía seguís mirando de vez en cuando por si me he espabilao de este letargo. No iros muy lejos.... estoy al caer. Un abrazo, kisses y besiños.

DIARIO DE UN DERRIBO




LA CUARENTENA SEVILLANA


El Callejón De Los Negros

Mi amigo Dani que está en todo y un poco más, me mandó uno de esos detalles que gustan. Gracias.


¿Tu quieres entrar en astilleros?*

Era una noche en el Casablanca, el paseo seguía en obras... y aún estaba Martín Recio de alcalde.

- ¿Pero tu quieres o no quieres entrar en astilleros?- me dijo mientras echábamos las cocacolas para completar los cubatas...

- Po no voy a querer, pero es que tengo poco pulso para las soldaduras y ya ves, canijo con poca fuerza para cargar barras de hierro.... - le contestaba mientras me imaginaba con ese mono azul de la compañía, mi máscara de soldar y comiéndome el bocadillo mientras reía con mis nuevos colegas en un descanso del tajo.

- Eso no importa, varios están como tú, lo importante es el grupo, que nos veamos con las familias también, crear un buen ambiente de trabajo, llevamos un rato hablando y la teoría te la sabes bien, y encajas con el nuevo giro que quiero darle a mi departamento en la empresa - seguía insistiendo el maestro metalúrgico.

- Por intentarlo, ¿no? si tu lo ves, ya sabes hasta donde puedo llegar, no me vayas a pedir que haga barcos con el casco y la cubierta en resinas plásticas reforzadas con fibra de vidrio...

- Con que te comprometas a venir al curro, no te pilla cerca de casa como al resto y eso puede mermar tu interés con el paso del tiempo.

- Hecho. Si se organiza como me cuentas no vas a tener problemas conmigo, eso sí te recuerdo que de hacer barcos con el casco y la cubierta en resinas plásticas reforzadas con fibra de vidrio nada de nada - y ya no me dejó hablar más, nos pedimos otro y nos unimos al grupo con el que veníamos, de donde una causalidad (no casualidad) nos había llevado a esa conversación tras recordarle que lo había visto en la plaza de Abastos en plena faena currante con sus antiguos compañeros...

Mi maestro metalúrgico, este año es el pregonero del carnaval de su pueblo, una fiesta que gracias a él y a su afán por recuperar y vivir el carnaval de la calle por encima de las modas y las luchas por premios en un concurso, me permitieron vivir desde dentro y hacer un poco mío lo que indiscutiblemente forma parte de su propia identidad. Y le estaré eternamente agradecido. Y allá donde vaya lo seguiré como su devoto más ferviente, salga donde salga.... algunos son seguidores de los Santos, persiguen a Juan Carlos Aragón o se desviven por las charadas del Lobe y el Cabra, servidor es loquhagafaltaser de la chirigota en la que esté el Alcalá, Don Jose María, el pregonero que ha puesto el listón pregoneril de la fiesta a la altura de la Giraldilla.

Eso sí, quillo, dile a Fernando que escriba ya una murga donde no haya que hacer gorgoritos ni ganarse el puesto entre la muchachada que ya sabes que a mi se me acabó el cachondeo (y termino, que veo venir a tu paisana).


* Como decía el chiste de Paco Gandía, si quieres entrar, sáltate la tapia.

Brevario (XII)*

Dejó de ser un librepensador segundos después de terminar su primer libro de autoayuda.

* Brevario, es una palabra que viene de la unión de dos más conocidas, breve y relatario. La primera viene del latín (brevis) y la recoge oficialmente la Real Academia de la Lengua mientras que la segunda es invención del autor y la tengo recogida y dándole de mamar con lo que me queda de trovador de las almas perdidas...