Se llevó todo un mes de julio practicando. Todos los días una hora en la piscina. Poco a poco iba mejorando. Este año iba a ser diferente, él que nunca participaba en carreras de "llegar a la pared y volver" por una cosa como aquella. Este año sería distinto. Basta ya de nadar de espaldas. Un mes con sus días entre semana y los sábados. Un mes aprendiendo lo que todos sabían.
Y mientras el primer día en la piscina del pueblo se lanzaba de cabeza mostrando nuevas formas en el contacto con el agua se pararon los relojes y se le congelaron las piernas. Al fondo, junto a los cipreses, las chicas se habían dado la vuelta para rodear embelesadas a un tipo acariciando una guitarra.
No hay comentarios:
Publicar un comentario