Apretó los puños mientras los miraba fijamente. Con la uña se rascaba de manera imposible la palma de la mano y volvía a apretarlos. La mirada fija y obsesiva en aquellos nudillos cubiertos no era una buena señal para su oponente que como él esperaba la orden del árbitro para comenzar el combate. Un ruido ensordecedor rodeaba el mas absoluto de los silencios, circundaba un vacío sonoro. Estaba ante lo que muchos habían buscado durante siglos, la cuadratura del círculo era el propio ring.
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