Trago corto

En aquel extraño papel sólo venían nombres de sonoridad embriagadoramente sugestiva. Tragué saliva. Aún me quedaba regusto a tequila. Y seguí leyendo. Memorizando el mapa que me ayudaría a escaparme del mundo. Poncitlán. Tizapán. Jamay. Tuxcueca. Ocotlán. Chapala. Jocotepec. Ajijic.

En el cuadrilátero

Quién era, yo lo ignoraba hasta que entre en sus ojos con la mirada
('Extraño ser', El blog de Ro)

Nos habíamos enfrentado en más de una ocasión. Esta era la primera que todo ocurría en terreno neutral. Cuando el combate tenía lugar en territorios hostiles para mí siempre salí derrotado. Ahora era cuando podríamos medirnos con alguna posibilidad para mis intereses. Ágil mi rival manejando las defensas, esquivando los golpes, rara vez sale perjudicado si no es tras una sucesión rápida y constante de golpes. Hay que martillearlo para que muestre algun síntoma de debilidad. Mi fuerte, la velocidad con el ariete. Una idea en el aire, un personaje, una escena en la vida cotidiana. Como si posaran durante minutos por un teatro y luego el telón cerrara toda posibilidad de seguimiento. Mi lucha con la escritura, es contra la fuga de la idea en la inmensidad de la pantalla en blanco, por dar forma a una imágen que pasa y no quiere detenerse para ser retratada.

Por el camino más corto

Traigo a esta mañana de Domingo de Ramos el texto con el que concluí ayer mi cuarentena. Es vuestra. Cuando me recupere volverá 'El Callejón de los negros' con más historias de lo que ocurre en las aceras que pisamos.

Que maravilla poder poner el título de la entrada en singular. La cuarentena se acaba, la entrada de mañana tendría que titularse, no queda ningun día, y eso tiene un nombre, pero, tranquilos, disfruta del último día de nuestra particular puesta a punto.
Así concluía el año anterior. Hemos llegado al sábado de pasión. Estamos vivos que no es poco. Cuerdos totalmente no. ¿Pero quien quiere estarlo? Seguramente en un estado donde la sensibilidad nos brota más de lo que desearíamos. Dicen que Juan Ramón Jiménez padecía una enfermedad que le hacía estar en ese estado todo el tiempo. Nosotros sólo, progresivamente durante cuarenta días y de pleno en la Semana Santa. Quizás sea un día como el de hoy, como el de ayer, con esa dualidad tan cacareada pero que es evidente. Hay quien no pisa el centro hasta el domingo de ramos por la tarde y quienes no conocen nada de las llamadas vísperas. Allá cada uno. Nosotros a lo nuestro.

Este día que hoy transcurre con una lentitud contagiosa que cuando menos te lo esperas da el salto fugaz para dejarte en las puertas lo que tenías como meta hace ya casi cuarenta días. Con sus casi cuarenta noches.

Y termina aquí aquello que empezó. Como todo en la vida.

Vuestras muestras de afecto han permitido que este año me lanzará a escribir cuando estuve cerca de dejarlo para mejor ocasión. Ha valido la pena. Esta cuarentena tiene su fundamento en lo cotidiano, en la relación entre las personas teniendo como punto de encuentro la red, como medio maravilloso para compartir lo que por las circunstancias de cada uno no permiten salir a la calle estos días de espera y como recopilatorio de anécdotas, viviencias, sufrimientos, pasiones, olvidos...

No quiero dejar pasar la oportunidad de recordar aquel Foro Abierto que el actual hermano mayor de la Hdad. del Sol, Fco. Javier Parrado, pusiera en la red y que hace ya muchos años nos permitiera exponer nuestros pensamientos y reportajes fotográficos en la red. Fue un (el) pionero aunque esto le pese a algun gallito de pelea (¿como dejar de lado el colmillito cofrade...?).

Y luego vino el momento de gloria para los foros, con el mítico Foro El Nazareno que llegó a convertirse en núcleo de unión entre cofrades de toda España. Acercando a todo el mundo nuestra Semana Santa. Y lo más importante (que daría para varias entradas más) recortando distancias entre los cofrades metidos de lleno en sus hermandades y los capiroteros. Ahí se hizo un trabajo que quizás no ha salido del todo a la luz...

Y el siguiente escalón que estamos subiendo dentro de esta escalera de caracol, que permite compartir tanto a los que gustamos de vivir la Semana Santa a la sevillana manera, es la proliferación de los blogs. Pero de esto ya sabéis más que el que os escribe.

Un abrazo. Nos leemos.