Siguiendo la vieja tradición bloguera se sentó en el porche masticando algun bit silvestre y escupiéndolo cuando ya nada tenía que extraerle, y pensó que por qué no seguir. Desde aquel pórtico había visto días preciosos y había sentido que el cielo se le caería encima en otras ocasiones pero la música que llegaba de las montañas le seguía sonando como la balada del ahorcado, o algo así.
Seguiremos masticando.