Una de esas historias que debieron ser ciertas

Una de esas historias que debieron ser ciertas
(o las pamplinas que hay que escribir pa tomarse unas torrijas)

Me imagino, y aunque estoy seguro de ello no quiero que me tomen por mentiroso, que ya andará preparando su esquinita para este Martes Santo ese viejo currante con apellido italiano que nos dejó esos momentos de la pasión al más puro estilo sevillano. Lastrucci, el imaginero Antonio Castillo Lastrucci, sentado en su esquinita del cielo de San Lorenzo esperando reconocer a aquellos que fueron sus primeros hijos, hijos sacados de la gubia y del sudor, de la madera y el llanto ... ¡¡es tan difícil!!

Pero antes, habrá podido asomarse a la vieja collación de Santiago, a la Puerta Carmona, a La Calzá, a tantos y tantos sitios, que ahora nosotros, pronto, también visitaremos.Bueno, pues iba diciendo, que este viejo poeta de la madera estaba tan tranquilo preparando su esquinita, cuando un ángel de esos grandotes, vestidos de celeste, con cara de enfadao y con las alas haraposas (no penséis que en el cielo todo el mundo va sonriendo , el que es malaje, es siempre eso, un mal ángel) le entrega una carta lacrada con un sello fácilmente reconocible para todo aquel que ya anda por arriba, el sello de Santa Tecla, patrona de los informáticos, y que buenoooooo, es conocida por lo pesaita que es cuando se empeña en algo. Le temblaban las piernas al viejito, "otra encarguito de esta, no por Dios, aún me acuerdo del último que me encargó hacer, tuvo que venir hasta San Pedro para aclarar el entuerto", "¿y qué no hay más gente taco de apañá que lo haría muy bien? ¡qué me tiene que tocar a mi el marrón!"

Y empezó a leer la carta, su cara iba tomando tonos rojos, luego verdes hasta quedarse en un tono pálido blanquecino (me imagino que la misma que tendríamos nosotros si algún graciosillo hiciera en nuestro ordenador Format C:) , vamos que el hombre estaba hecho una piltrafa. Santa Tecla le había encargado que hiciera los cuatro ángeles pasionistas (que son los que llevan los atributos de la pasión, o sea los clavos, la corona de espina, etc.) para que fueran flanqueando las esquinas de un pasocristo que ya estaba hecho y que portaría la imagen de un Cristo que iban a bendecir en un nuevo barrio sevillano."¡Ahora que me iba a poner a leer el especial del periódico de este Viernes de Dolores!", "¡Ahora que iba a ordenar t´os los coleccionables que tengo sobre Semana Santa!" "¡Ahora, que estaba haciéndole un marquito repujao pa los casi sesenta pines con los escudos de las cofradías!" "Me viene con que quieres unos querubines!!" "¡Y encima con condiciones!"

Ya se estaba alterando y subiendo la voz cuando pasó por allí un tipo joven y fuerte que se extrañó de verlo alterado (la verdad no se que pintaba en la zona del cielo donde se reunen los abuelos). Se acercó más para ver que pasaba y el viejo lo cogió del brazo lo acercó al papel, y le obligó a leerlo , diciéndole, "tu mismo, dime que pone ahí en letra pequeña que me he dejado las gafas de cerca en la mesa camilla, ¡¡qué no me ha dejao ni terminarme el café!!"

"*--- Condición indispensable : los cuatro querubines deben representar los cuatro puntos cardinales de la Muy Noble, Mariana, bla, bla, bla,.... ciudad de Sevilla. Amen de tener caras actuales, no las caras que le pusiste a los judíos del paso de San Esteban, que quillo, te luciste."Le temblaba la mano del bastón al escultor, que casi le arrea al joven que le ayudaba, "¡¡Criticona, pero que se ha creío esta, mamma mia!!""¡¡Qué me quitan la pensión!!""¡¡Qué me mandan a la carpintería de San José, a currar 10 horas al día, mamma mía!!"Y así siguió relatando y dándole vueltas al coco sobre como deberían ser las caras de los niños del siglo XXI. Menos mal que el joven , desde luego más espabilao y más moerno le fue indicando aunque antes le dijo otras cosillas :“Quillo, tron te voy a echar una manita pero que sssepassss que yo no tenía questar asquí, que si me monté en la moto de Jonathan de Jesús fue por ir a ver a su chati y llevarle unas pizzitas del Plus, ¡eee!” – “”Si la buggi derrapó y luego lo del tren y todo eso, que ya que tengo que pringar, pringo pero con dignidad ¡eee! que si no le doy un telefonazo a ese que fue mangante, que es colega, y está bien relacionao con el jefe,¡eee!, Dimas, se llama, eso Dimas, ¡eee!”

“¿Tu que quieres niños en que fijarte? Po ven asquí y asómate por este bujero, mira pa bajo, tu ves esas luces asín como en triángulo, pos eso es el Continente Macarena, que ahora le disssen Carrefur , quillo, pero el güisqui sigue siendo Continen”“Fíjate bien en el niño ese que llevan en el carrito pasando por delante de el Monte, esa es la carita mejón y más linda que hay pa hacer de angelito del norte de la ciudad, y a los padres le gusta una hartá ir a ver procesiones, lo que yo te diga que el niño ese sale de nazareno el Miércoles Santo...”“¿En que hermandad saldrá?” dijo el viejo que ya se había sentado en una sillita plegable que se sacó del chaquetón y aprovecho el clarito que el colega dejó mientras encendía un cigarro.“Uhhh, eso si que es una marrona, la madre que si San Bernardo es la que más le tira que van siempre a verla salir, por la Alfalfa, por el puente, recogerse, y el padre está ya de los del puente una mijita harto y dice que La Sed es la de toda la vida, y que no está muy seguro pero que cree que un día el salió de nazareno, y por si eso no hubiera sido un sueño, quiere que su niño también salga, un follón quillo, pero entre nosotros...umm bueno no te digo ná que luego me riñen, pero que está claro, quillo que está claro.”Grrrrrrr, tosió el viejo echándose la mano al pecho, “perdone por echarle el humo que lo más importante es la salud......” le dijo el jovencillo llevándolo a la otra punta de la nube en la que estaban, “mire por ese claro, pero no se levante, no hace falta, desde ahí se ve estupendo, ve usted a uno con una camiseta de colores que anda con las piernas pa fuera, pos ese no se quien es pero tiene unas rosaura en los muslos que tienen que molestá una hartá, quillo. Los que vienen detrás , esos sí, mira ese niño si es que es prefeto pa ser angelito de la zona este de Sevilla, el niño es pa comérselo, el padre no va a ve paso ni na y se ha hecho de una secta que van de verde, bueno, y la madre si tu la llevas y la invitas a un buen café en una terracita no creo que le importe echar un ratito de cofradías, más buena gente no los va a encontrar, que te lo digo yo que me he crusao con ellos camino de los madriles, a la altura de Carmona, más o menos, pero la culpa de que a ese niño le vaya a gustar esto de los nazarenos la va a tener su tío , que es eso, un tío mu pesao, no se pierde , está en tos laos”“No me corras tanto chiquillo, que se me ha acabado el carboncillo, venga dime otro que sigo haciendo bocetos..” le indico el viejo que ya se estaba emocionando demasiado, “pues venga p´aca usted y mire a lo lejos, peasso de puente que nos hicieron en la Expo, pues ya viene chico, creo que el carril que falta se lo comieron en langostinos de Sanlucar algunos que yo conozco, vamos que m´hubiera gustao conoser pa que me invitaran a mi también, ¿no? ¿tu que disses?” y seguía guaseando el colega cuando lo llamó de nuevo “por ahí van, mire, mire, los del yate , el padre con su gorra de marinero en plan Chanquete, y el niño lo tiene en brazos la madre, taco de lindo este futuro cofrade del Señor de Sevilla , otro angelito, y este viene perfecto pa representar la parte del sur de la ciudad, ¿vaya como le pega al carboncillo?, l´ha sacao clavaito, e usted un maestro..... y digo yo, qué no lo entiendo, si este tío es marinero, y yo creía que era agricultor, ¡¡como está siempre en El Cortijo del Inglés!!”

“Hombre ya ha terminao, no falta uno, pero cucha, tu esto no lo termina pa esta semana, entre el cuajo que tiene y que está siempre yendo al váter, pierde más tiempo que la mar, eh, vamos a leer otra vez el papelito ...”“Aquí pone, que si tallados en madera de tal y de que cual, barniz del pericón bla, bla, bla, fecha de entrega, aquí, aquí, cuaresma del 2002, ah, menos mal nos hemos salvao , bueno, quiero decir que tienes tiempo de terminarlo..asín que pa representar el angelito del oeste sevillano, te digo yo que tendremos que esperar a que nazca el niño de unos que mira, asómate por allí van, no lo ve el delante llevando un carrito mano con un poco de mezcla, bueno y algo más , si, si, si mira, dos o tres cintas de vídeo, cuatro casetes de música, dos pisacorbatas de la Macarena, trece pines de nazarenos, cuatro coleccionables, un recambio de pedal de bicicleta, quillo, y no se le cae, to tan bien puesto, sin doblá , ni na, desde luego la criaturita que salga va llevar la túnica de merino de la Esperanza sin una arruga, ¡eh!, eso está claro, porque es que lo lleva to p´adelante, ¿y su mujer?, no la veo, allí viene la pobrecita, con el embarazo a cuestas, ¿y argo más, no? qué lleva colgando, ¡aaah! La cámara de vídeo, la cámara de foto, la bolsa de la cámara de vídeo, la bolsa de la cámara de fotos, una rebequita por si hay relente..¿y adonde van? ... ¡¡a comprar medicinas para la gata que está extreñía!!

“Pero ¿dónde está Sr. Castillo?, ¿dónde se ha metío?”“Aquí estoy, niño, que me tenío que sentar que ya tanta emociones no son buenas para mi, vente aquí que ya acabamos este cuento... sabes una cosa, malandrín, me has emocionado con tus historias, y el año que viene tendrá Santa Tecla su paso terminado y llevará escrita en las maderas de sus trabajaderas los nombre de a quién dedico mi obra, toma aquí las tienes, léelas en bajito que me voy a dormir un rato, avísame cuando la Borriquita esté entrando en Campana.”
Sevilla, 24 de Marzo de 2001

Todo lo que sube, baja

Pedro Molina nos inunda la actualidad con uno de los grandes científicos de la historia, quizás el último que conservó aquel espíritu que dejaron los renacentista y que ahora con la especialización son rara avis.

Grabié. Camino a ninguna parte.

La forma en que trabajo mis escritos es compleja -aunque suelo escribir de una sentada para no defraudar el espíritu de los blogueros que añoran lo no manido- debido a mi falta de preparación, y por una cuestión que no se si es común a los que cuentan historias o 'será que tengo una pinta muy rara' (como decía Radio Futura en A Cara o cruz), lo cierto es que en mi vida cotidiana, especialmente cuando voy andando o estoy esperando que deje de llover, me bombardean las ideas, gérmenes de historias que están ahí, dos colegialas vestidas antagónicamente columpiándose en un parque, un viejo paseando lentamente por una acera y dando palos de ciego a los bordillos, el momento del bocadillo del único obrero que terminará el edificio que hay frente a la parada del autobús, y que más momentos, todos esos echan a rodar las palabras, los enjuagan de verbos, los entronca con adverbios de sobresalto y duermen entre nombres propios. Y ahí se quedan. Al ponerlas 'negro sobre blanco' se evaporan y se ríen de mi, de mis intenciones creando desbarajustes en la idea original, apareciendo nuevos deseos, recuerdos que creía olvidados, nunca terminan como quiero, nunca quiero que terminen.

Y encima no tengo claro que lo que quiera sea contaros historias, quizás lo que deseo es deciros lo que pienso sobre cada cosa que pasa en este mundo, mi opinión sobre la política, la ciencia, lo expiritual y lo mágico,los ciudadanos, la decadencia personal y social, la falta de la entidad individual, sobre mi ciudad, sobre ciudades lejanas, lo que puede que quiera es desnudarme para mostrarme en el blog sin caretas, con mis dudas parlantes, y quizás a muchos sorprendería este nadar en las contradicciones, y no me ha salido hasta ahora, esa es la sensación que respiro, y me salen historias para que a cada párrafo podáis dejar de leer y continuarlo vosotros. Darle vuestro propio contexto y significado.

Las historias que han llegado hasta vosotros tienen personas de carne y hueso, tan verdad como puede serlo cualquiera de nosotros. O tan mentira.

Y a partir de ahora seré más valiente. Lo intentaré.

Si queréis leerlos seguidos (cualquier orden sería válido) os lo podéis descargar en formato pdf o en el laberinto de barrenduelas con vuestros comentarios que lo acercan a su forma definitiva.

El final siempre es el mismo (II)

Había encendido el portátil y apurado el zumo de naranja. Creía que iba a poder desarrollar lo que esas hojas perdidas y desordenadas pretendían decirme. En su momento pasé a una libreta un esquema de todo lo que contenían para poder hacerme a una idea, con la mejor letra que pude y aprovechando siempre la parte derecha del cuaderno que es donde escribo mejor ... y de nuevo el problema de la llamada dispersión, el problema del desvío de la atención me retrajo a mi infancia donde esa misma excusa la colaba para justificar mi desconcertante caligrafía 'sólo me sale bien en este lado de la carilla'. El avión empezaba a coger altura.

La noche que conocí a Cercandro, de los tres que empezamos sólo quedamos los dos al final, en El Cafetal. Era amigo de un amigo y por lo visto, aquella noche, no contaba nadie con él pero apareció. Él si lo tenía todo previsto. Intuí que se incorporaba directamente del gimnasio por la bolsa que traía y que no soltó en ningun instante. De eso me di cuenta cuando nos quedamos solos, antes, andaba más preocupado por el tercero en la reunión con quien tenía planeada una noche de aproximación directa al mundo de las pasiones orientales (o mediterráneas si se hubieran puesto a tiro) , y ese era H. Todo quedó en un sueño en forma de números de teléfonos porque apareció una ex novia a la que no le importaba recordar viejos tiempos, y ante eso, H. no pudo hacer nada, e hizo bien, sin las ataduras de un compromiso parecía que está vez podría volver a sentirse como antes. Y me quedé mirando a Cercandro que seguía fumando y esperando su oportunidad, o eso me parecía. Mi mente se centró en rebuscar en la base de datos neuronales lo que sabía de aquel tipo: nada. Lo que ponía la noche muy clara; o terminamos pronto porque se me había pasado algún detalle sobre las intenciones del colega y 'buscaba lo mismo que yo hubiera querido encontrar esa noche' o terminamos tarde si los dos descubríamos que nos hacía falta emborracharnos. Aún sin saber en que acera andaba, al rato, íbamos apurando el segundo Barceló con cola y estabamos pidiendo el primer Brugal.

Y hablamos de todo, de la falta de interés que despertaba en nosotros el sistema capitalista y la carencia de verdaderas libertades al estar el ser humano atrapado en un ciclón desde que nace, y me encantó su visión de como deberían funcionar los parlamentos y de la distribución de escaños, y de más cosas, y hasta coincidimos en reconocer el gusto y pasión por los pasos de misterio clásicos, de altos candelabros... cuando se disponía a rematar una explicación sobre la pérdida de la entidad del ciudadano ante el nacionalismo, o de como el paso del tiempo permite a las religiones envolver de mentiras y materialismo lo que era verdad y espiritualidad -me sonrío al recordar que la fregona del camarero nos estaba echando a la Gran Plaza- tuvimos que cortar de tajo. Ciertamente hablé poco, me dejé llevar por ese hasta ahora desconocido ímpetu de mi interlocutor y sin duda me estaba inundando una realidad ¿dónde había vivido yo hasta ahora? ¿es qué no había dedicado ni un minuto a pensar en lo que me rodeaba? ¿y quería llegar a ser alguien en la comunicación? no sabía nada, y lo peor, no me había preocupado por saber que había algo.
En la conversación había dejado caer varias veces anécdotas sobre él, sobre alguien a quien quiso entrevistar para un revista que se edita a ambos lados del Guadiana extremeño pero que sólo pudo conocer fugazmente al desaparecer tras una procesión de niños -una cruz de Mayo- cuando llevaban pocos minutos de charla. Todo lo que conoció de él fue por las cartas quese intercambiaron, largas cartas envueltas de prosa contundente que hacía mantener en tensión cada párrafo, cada historia, cada una de sus verdades, y sin embargo al leerlas en voz alta se respiraba magia, y cuando quise dejarle mi número, porque quería volver a verlo, volver a hablar con él otra noche, me dijo 'no habrá más noches, coge esto', y abrió la bolsa de deportes, sacó una carpeta rebosante de papeles, carpeta azul de gomillas, preñada de cartones, de papeles, era lo que había de Grabié, ahí estaba, me lo daba. 'Nunca publiques nada literalmente, con esa condición que es tu palabra, puedes hablar de todo, aprovecha lo que te doy, puedes aprender mucho y sacarle partido. Cuenta su vida, hazte contador de historias'. Y se fue.

Empezó a llover. Corrí hacia el coche, lo abrí, me metí dentro, abrí la guantera del Fiat Uno y metí la carpeta azul con gomillas, su aspereza me recordaba a los tiempos del colegio. Busqué la ruedecilla del sillón, la de echarlo hacía atrás, giré, giré y me acoplé a los muelles como pude para quedarme dormido. Borracho quizás pero asustado seguro.

El final siempre es el mismo (I)

Durante la espera no pude dejar de recordar el libro que había caído en mis manos muchos años antes, que lo cogí prestado de casa de mi abuelo, y que ya me quedé para siempre, un libro por el que pidieron la cabeza de su autor, escrito en prosa pero que se leía en clave poética, histórica y sobretodo mágica, con soñadores que caían del cielo para profundizar en los abismos del ser humano. La más compleja de las lecturas que había leído hasta ese momento no era más que una historia de personas que amaban y odiaban, que intentaban vivir.

Y también comenzaba en un avión.

Groucho versus Julius


Saco a la luz otro de quellos artículos de la vieja Secuencias, la revista mural en la que comencé a martillear mi ilusión por la escritura ¿y esto no se quita nunca? en fin, ahí os dejo de la mano de Animal Crackers y sus trabajos de investigación ...

GROUCHO VERSUS JULIUS
Realmente Groucho Marx me ha parecido, desde que lo vi por primera vez en una película (creó que fue UNA DIA EN LAS CARRERAS), un tipo verdaderamente genial y no es está la primera vez que reconozco que es de los pocos actores cuyas películas puedo ver una y otra vez sin cansarme y riendome como si fuera la primera ocasión que veo los gags.
Es por eso que las anécdotas que siempre han rodeado su vida parezcan sacadas de cualquier guión de una de sus películas.
Una de sus metidas de patas más conocidas es aquella en la que cierta noche en los estudios Paramount le invitaron a asistir a la proyección de SANSON Y DALILA (con Hedy Lamarr y Victor Mature). Al terminar la película, uno de los jefes del estudio le preguntó que le había parecido.
- Bueno - contestó- sólo tiene un pequeño defecto...
- ¡Defecto! ¿Qué quiere usted decir?
- Ninguna película -continuo Groucho- puede interesarme cuando el busto del protagonista es más voluminoso que el de la estrella.
Como podéis imaginaros la Paramount tardó muchos años en volver a invitarle a una proyección.
Si seguis leyendo puede que descubráis porque Greta Garbo nunca salió en una película de los Hermanos Marx.
Se encontraba G.M. en un ascensor de una compañía cinema­tográfica cuando entró en él la Garbo, que estaba en lo más alto de su carrera, portando un sombrero aproximadamente del tamaño de una alcantarilla, unos pantalones y una americana de tipo masculino. Groucho que estaba detrás de ella y con espí­ritu juguetón, levantó el ala posterior de su sombrero. Como era de esperar el sombrero resbaló sobre el rostro de la Divina que se volvió hacia él exclamándole:
- ¿Cómo se atreve?
- Oh! Le ruego que me perdone. Le había tomado por un sujeto al que conocí en Kansas City.
Greta Garbo y Groucho Marx no han vuelto hablarse desde enton­ces.
Una de las anécdotas que solía contar Groucho en sus entrevistas (las cuales solían acabar con la paciencia del entrevistador) es acerca de una conversación que tuvo con su hijo Arthur cuando este tenía diez años.
Arthur se había encaprichado con una escopeta de balines y su padre intentando ser severo le decía que no podía ser.
El hijo seguía acosándolo, asegurando que tendría cuida­do al disparar contra unas botellas que había puesto en las rejas del jardín. El niño ante la negativa del progenitor siguió insis­tiendo hasta que el padre, supongo que desesperado, le dijo:
- Mira, hijo, mientras sea yo quien mande en esta casa, no tendrás esa escopeta.
- Papá, si consigo la escopeta, ya no mandarás en esta casa.
Inevitable, de tal palo tal astilla.
Animal Crackers

ADDENDAS

Quisiera comentaros dos libros que recogen la vida de Julius y su relación e historia dentro de los Hermanos Marx, tanto en la vida familiar como artística,especialmente la que recogen la etapa inicial recorriendo teatros con su madre para ganarse la vida , poniendo a prueba más adelante lo que meterían en las películas, etc.
'Con  amor, Groucho. Cartas a su hija'  de Miriam Marx Allen. Colección Hojas Nuevas. Editorial Grijalbo.
'Groucho  y  yo' de Groucho Marx. Colección Andanzas. Editorial Busquets.
Si alguno se anima en las bibliotecas tiene que estar casi seguro o alguno de los variados libros que hay sobre este hombre que nunca entraría en un club donde le admitiesen.

Y no me resisto a recordar aquella escena mágica, única y con dos huevos... duros.

mrrm y Ludwing nos traen, en sus comentarios, a esta biblioteca marxista  otro libro; 'Memorias de un amante sarnoso' de Groucho Marx, en colecciones Andanzas, editorial Busquets; en la que desde su propia visión (eso estaba claro) nos hace un recorrido por la historia y tipologias del amor, envueltas en mil historias delirantes y con muchos de sus amigos de Hollywood de por medio, buena lectura, precisamente para una noche como la de hoy en la que por la radio hablaron de amores y desamores.

La diferencia

La realidad de mi angustia es la diferencia entre lo que pienso y lo que realmente hago.

Fifty - fifty

La ironía es la combinación equilibrada entre la ordinariez y la excelencia.

Apretarse el cinturon

Traigo en esta ocasión a esta entrada sin comentarios una viñeta de la gente de Caduca Hoy.
Para reflexionar o lo que surja ...

Y no me resisto a compartir está genial conversación de Romeu en El País...

Manolete

'Manolete, Manolete, si no sabes torear pa que te metes' me decía Yolanda una y otra vez, tan sólo callaba para masticar con ansia su chicle de menta, y parecía que la mala reputación de la que intentaba huir constantemente había llegado a sus oídos, seguramente cuando parece que todo es de color de rosa llega una sombra capaz de apagar una luminosa mañana, y Yolanda seguía, era como un dolor de muelas, y seguía erre que erre, eran cerca de las once de la noche y aunque ya no le escuchaba, ella seguía recordándome lo ocurrido la tarde que ya era pasado y que parecía seguir rebrotando en ella, amagué un intento de explicación 'lo que tu y yo sabemos es sólo parte de lo que pasó con la madre de José, lo que le contó a Macarena ...', nada, ni siquiera lo intenté, ¿para qué? esta mujer es como los bichos que nacen de los claveles, jamas verán la belleza de lo que tienen cerca, tan sólo siguen su destino encabronadamente, y tardé pocos segundos en recular y retomar mi pérdida temporal de conciencia, aquella que me permite estar físicamente en un sitio y a la vez construyendo mi torre de arena bajo esa alfombra azul del cielo, allá en los acantilados, y pensar que podríamos estar al este del edén con tan sólo un simple aleteo de los brazos, en el aire, mientras  tanto, ella seguía relatando 'Manolete, Manolete, si no sabes torear pa que te metes'.

¿Y te preguntarás porque empiezo así mi carta? Esto no es una canción, no es una balada de otoño, es mi carta de despedida, mañana abandonaré la ciudad, y aunque se que la salida no es por ahí, desapareceré, como ella, bajo del mar, donde la encontraron con su cuerpo inflado y sus ojos de triste llanto, dijeron los policías que pudo haber sido una noche de amor desesperada la que hiciera precipitar su destino pero no fue así, fue una batalla cruel y diaria, una persecución constante, y al final consigues detenerte y establecerte, si estuvieras aquí podrías escuchar a mis vecinos, curioso, ambos, ponen siempre la misma música, cada uno una distinta, opuestas,  pero tienen el mismo nombre 'Amor de madre'... he pasado unos años felices y sigo conservando mis botas altas que mañana me pondré, sigo enamorado de la moda juvenil, me horroriza la idea de vestirme de adulto, me gusta imitar a los jovenes, aunque chismorreen a la hora de la comida en el taller, una más, otra que añadir a las mas de cien mentiras que debieron decir de mi ... he llevado una vida relajada...he tenido tiempo para pensar, he querido cambiar, y pinto, sí, en las paredes, dibujo caballos en pijama, muchos, manadas perseguidas por un león, va con los tiempos, atrás quedaron las noches de zumo de neón y de aquellas cacerías con el hijo de la luna. Ya no me gusta  la noche, adoro la luz, añoro la luz, busco la luz. En otra pared estoy dibujando el puerto, y quiero poner más de cien gaviotas, trabajo cuando  puedo, cuando nos vamos a la cama yo me quedo despierto horas, buscando la luz.

Mañana saldré de la ciudad, he cambiado, desapareceré pero no dudaría en volver a repetir mi vida como la he vivido, a pesar de esas lágrimas de plástico azul que en sueños me inundan hasta despertarme, por eso no me gusta la noche, pero no dudaría en repetir mi vida, incluida aquella revolución juvenil en Mongolia, otro mayo francés, más moscas para los dictadores que luego mueren de viejos en el acomodo del pueblo que entre el miedo y la comodidad no es capaz de cortárle la cabeza de un tajo, pero he cambiado, mañana volveré con ella, y es que llueve sobre mojado, se repite la historia, y sin ser como la chica de ayer que ha vuelto hoy con los certificados, la que me trajo los papeles para salir, sin ser como ella, se le parecía, y volvió a hervirme la sangre, y a escuchar en las sienes aquello de 'Manolete, Manolete, si no sabes torear pa que te metes'. No se si nos veremos, espero te llegue mi carta, quizás no salga, no se, no se nada.

Siempre tuyo,

Fred Flinstone