Pieles secas

Hoy la lluvia te ha calado hasta los hueso y sin embargo tu piel sigue estando seca. ¿Cómo lo haces? Supongo que ahí estará el secreto. Ese que dicen guardas celosamente.

¿Por qué nadie te vio nunca llorar?

Vida condicional

Si las ventanas de la oficina estuvieran abiertas de par en par, si las persianas volviesen comprimidas a su mínima expresión, si el sol supiera que hay quien necesita de su calor, si las dos torres gemelas de papeles que presiden mi mesa no me impidieran ver más allá de una grapadora -que además es sacapuntas, ¡tiene guasa el aparatito!- y un perchero atestado de ropa de invierno en pleno mes de Julio, si dos cuadros de Hokusai devoraran a los retratos de los Fundadores colgados en la pared a modo de escoltas bigotudos y gruñones, si los largos pasillos de los que me hablaron aquel día de la entrevista en el Hotel Plaza no hubieran sufrido una abducción y sustituidos por una pared color ocre -tirando a marrón- que limita literalmente el movimiento de mi silla, si todo esto fuera posible podría atravesar la frontera de mi escritorio y mirando cara a cara a mi compañero preguntarle '¿Te funciona Internet?'

El nuevo proyecto

Quiero que simules que la conoces desde hace tiempo y que ahora has empezado a fijarte en ella para tus nuevas oficinas en Zaragoza. Debes ir dejándole miguitas de pan por el camino insinuando que no sólo se trataría de trabajo. Sin decirle nada directamente, ¡eso nunca cariño!, debes hacerle creer que ella es una mujer sensual, dulce, potente, atractiva, que desprende ese aroma que a los hombres os hace volveros pensativos y enredados en sus caderas mientras perdéis el hilo de cualquier conversación. Quiero que la seduzcas, mi amor, quiero que vuelva a morderse el labio inferior cuando esté soñando, que la vuelvas a colocar en el mundo que antes dominaba. Quiero que recupere su autoestima, que vuelva a ser la que fue.
Sabiendo que puede volver a enamorar ganará la batalla que la tiene ya tres años encerrada en casa...

N.

Tenía algo que contarte

Tenía algo que contarte. Y lo tenía preparado, bies estudiado, bien aprendido, ensayado, comprobado frente al espejo, frente a otro yo que no eres tú. Frente a la mentira. Y ahora que ya lo tengo archivado, aprendido, memorizado y trabajado como me dijiste debía hacerlo. Ahora tu te largas, te vas, te esfumas, desapareces. Quizás con alguien que no dijera tantas veces lo mismo, que no se repitiera tanto, que no iterara todas sus ideas sin una salida definitiva, que no viviera en un bucle maldito de palabras, enlaces, citas, entrecomillados y referencias. Quizás, puede ser, tal vez.