Tenía algo que contarte. Y lo tenía preparado, bies estudiado, bien aprendido, ensayado, comprobado frente al espejo, frente a otro yo que no eres tú. Frente a la mentira. Y ahora que ya lo tengo archivado, aprendido, memorizado y trabajado como me dijiste debía hacerlo. Ahora tu te largas, te vas, te esfumas, desapareces. Quizás con alguien que no dijera tantas veces lo mismo, que no se repitiera tanto, que no iterara todas sus ideas sin una salida definitiva, que no viviera en un bucle maldito de palabras, enlaces, citas, entrecomillados y referencias. Quizás, puede ser, tal vez.