Los de Página2 vuelven con sus propuestas de microrelatos, esta vez añadiendo a la condición de usar como máximo veinticinco palabras otra más curiosa, hay que meter el nombre de una canción. Me puse y salió esto. ¿No se anima nadie más?
Menta
Sigues oliendo a menta, siempre me ha gustado, como cuando te conocí aquella tarde de otoño. Olor a vida ahora que no estás conmigo.
Vamos a la cama
No entendía aquel individuo mi situación, cansado de la carrera, de las entrevistas, 'vamos a la cama, mañana hay que madrugar para coger el avión'.
Cien gaviotas
Desde que me pasó mi colega el disco, esa rara noche de la que no se volvió hablar más, me pregunto, ¿cien gaviotas? ¿dónde irán?
Bajo del mar
Allí estará mi torre, cubierta de agua hasta la bandera. Bajo del mar ya no será lo mismo, sin princesas ni sala de armas.
Torre de arena
El agua no entiende de ilusiones, ni de imaginación desbordante, siempre monótona y meticulosa. Sube y baja la marea derribando mi torre de arena.
Yolanda
Ya te lo dijo tu madre mientras paseabas con ella por la Corredera, Yolanda, ¡ay! mi niña, estaba de Dios que iba a pasarte algo.
La mala reputación
Pensar que otros lo habían conseguido no era suficiente. La mala reputación era su carta de presentación, incluso los días que se lavaba.
Corazón espinado
Aquel hombre había visto muchos. Su oficio es lo que tenía. Era el mejor pero aquel cirujano no supo que hacer ante ese corazón espinado.
Esto no es una canción
Tráeme una ranchera, un vals, una polka, un pasodoble, lo que sea que tenga compás, pero esto no es una canción ¡esto es tu vida!
Ojos de triste llanto
La conocí en el departamento de contabilidad, y desde el principio me atrajeron sus ojos de triste llanto. Su sonrisa, aquella mañana, me dejo mudo.
Lo que tu y yo sabemos
'Lo que tu y yo sabemos no se lo vamos a contar a nadie.' Y ese es el pacto secreto entre él y su espejo.
La madre de José
Nos habíamos visto en siete ocasiones anteriormente. Todo había ido como la seda. Hasta el día que nos pilló la madre de José. Demasiada gente.
Fred Flinstone
La últimas palabras de Fred Flinstone fueron 'qué gran día' y 'esta maldita ciudad'. Nadie entendió aquello.
Enamorado de la moda juvenil
Sin duda, enamorado de la moda juvenil tiene que estar para hacer lo que él hizo. Enamorado, fugaz y empalagosamente, de una cazadora de cuero.
Todo es de color
La celda está aislada. Máxima seguridad. Soledad burócrata. Sin embargo todo es de color en los surcos de la miseria. No deja nunca de soñar.
Más de cien mentiras Menta
Sigues oliendo a menta, siempre me ha gustado, como cuando te conocí aquella tarde de otoño. Olor a vida ahora que no estás conmigo.
Vamos a la cama
No entendía aquel individuo mi situación, cansado de la carrera, de las entrevistas, 'vamos a la cama, mañana hay que madrugar para coger el avión'.
Cien gaviotas
Desde que me pasó mi colega el disco, esa rara noche de la que no se volvió hablar más, me pregunto, ¿cien gaviotas? ¿dónde irán?
Bajo del mar
Allí estará mi torre, cubierta de agua hasta la bandera. Bajo del mar ya no será lo mismo, sin princesas ni sala de armas.
Torre de arena
El agua no entiende de ilusiones, ni de imaginación desbordante, siempre monótona y meticulosa. Sube y baja la marea derribando mi torre de arena.
Yolanda
Ya te lo dijo tu madre mientras paseabas con ella por la Corredera, Yolanda, ¡ay! mi niña, estaba de Dios que iba a pasarte algo.
La mala reputación
Pensar que otros lo habían conseguido no era suficiente. La mala reputación era su carta de presentación, incluso los días que se lavaba.
Corazón espinado
Aquel hombre había visto muchos. Su oficio es lo que tenía. Era el mejor pero aquel cirujano no supo que hacer ante ese corazón espinado.
Esto no es una canción
Tráeme una ranchera, un vals, una polka, un pasodoble, lo que sea que tenga compás, pero esto no es una canción ¡esto es tu vida!
Ojos de triste llanto
La conocí en el departamento de contabilidad, y desde el principio me atrajeron sus ojos de triste llanto. Su sonrisa, aquella mañana, me dejo mudo.
Lo que tu y yo sabemos
'Lo que tu y yo sabemos no se lo vamos a contar a nadie.' Y ese es el pacto secreto entre él y su espejo.
La madre de José
Nos habíamos visto en siete ocasiones anteriormente. Todo había ido como la seda. Hasta el día que nos pilló la madre de José. Demasiada gente.
Fred Flinstone
La últimas palabras de Fred Flinstone fueron 'qué gran día' y 'esta maldita ciudad'. Nadie entendió aquello.
Enamorado de la moda juvenil
Sin duda, enamorado de la moda juvenil tiene que estar para hacer lo que él hizo. Enamorado, fugaz y empalagosamente, de una cazadora de cuero.
Todo es de color
La celda está aislada. Máxima seguridad. Soledad burócrata. Sin embargo todo es de color en los surcos de la miseria. No deja nunca de soñar.
Habían empezado esa relación con una fuerza que nunca había sentido antes pero ya llevaba más de cien mentiras y había que cortar de golpe.
Zumo de neón
Cuando lo encontré estaba muerto con una sonrisa envidiable. Se debió beber de un trago todo el zumo de neón. El vaso estaba casi vacío.
Esos bichos que nacen de los claveles
Su obsesión era la naturaleza, esos bichos que nacen de los claveles, todas esas criaturas que no se ven a simple vista. Eran su vida.
La noche
Estarás cansado de ayer, de las primeras impresiones, del calor. Espera a la noche, allí verás -cruzando el puente- la prueba que estabas buscando.
Revolución juvenil en Mongolia
Había estado en casi todos los conflictos de finales del siglo pasado. Aquello de no llamarle para la revolución juvenil en Mongolia provocó su dimisión.
Aire
Con aquel tiempo era imposible comenzar la tarea que le había encomendado, demasiados obstáculos para un hombre sólo. Demasiado poco aire para él.
Aire
Con aquel tiempo era imposible comenzar la tarea que le había encomendado, demasiados obstáculos para un hombre sólo. Demasiado poco aire para él.