La punta del iceberg

¿No os ha pasado nunca que la historia estaba hecha y de pronto se pierde? Se esfuma, desaparece sin dejar rastro. Con el trabajo que cuesta evadirse del ruido para seguir el hilo argumental que va llegando de ese talento oculto para hilvanar sucesos. ¡Perdona! ¿has dicho talento?¿quién te lo he dicho que has acabado creyéndotelo? De tu trabajo, continuo, de una creación de personajes, igual salidos de una nube en pleno sueño o de un atasco en la carretera. Has logrado evadirte, mostrar en pocas palabras una realidad a  la que sólo quedan poner señuelos para que tus lectores se acerquen sin mucho ruido. Lo tienes todo en tu cabeza hasta que en un suspiro te encuentras que nada anotaste, nada pintastes en las paredes de tu memoria, nada clavaste con los dedos aunque fuera una etiqueta en tu móvil. Escuchas ruido de cisternas. Nada te queda. Ni la punta del iceberg que se hunde irremediablemente en el fondo del ancho ponto.