Un día escribí ...
Cuando salgo del trabajo por las tardes suelo escuchar una tertulia de Radio Sevilla en la que se habla de todo un poco, aunque en especial sobre temas políticos. Sólo escucho un ratito y, un día, cerca ya de mi lugar de destino, la moderadora preguntaba a un conocido periodista sevillano: “¿Tienes ganas de que llegue
¿Por qué contestaría aquello? Le daba yo vueltas a la cabeza, por qué estamos nerviosos devorando las vísperas y luego después pasa todo tan corriendo. Le gusta tanto a la gente que no quieren que llegue pronto esa semana porque más pronto empieza más pronto se acaba.
Ciertamente la forma de ver cofradías va evolucionando y va íntimamente ligada a la edad y a lo que se ha ido viendo (absorbiendo o captando serían los verbos adecuados). Gusta al principio ver mucho, querer atraparlo todo, con tan sólo unos bocatas liados en papel albal y veinte duritos para la cocacola bien fresquita, ¡¡no me he tomado yo bocatas en los escalones de las casas!! En una mano el papelito de los recorridos y en la otra esa viena de tortilla. He corrido (o andando muy deprisa) para llegar a esa esquinita, remetiéndome entre la gente, buscando aquello que me habían contado, y que no debía perderme. He cangrejeado, y me han llevado en volanda subiendo
Eso, evolución, es la palabra que define lo que me (nos) pasa ahora. Yo no me siento más cansado, ni nada de eso, aunque tenga que currar por la mañana de esos días. Es que ahora hemos vivido y queremos reconstruir nuestra propia Semana Santa. Nos gusta más que antes pero tenemos que elegir, y sabemos hacerlo bien (llevamos decididas muchas cosas importantes que nos han marcado). Ahora quiero pararme y ver como un nazareno de
Me gusta esta evolución y pienso continuarla, sin arrepentirme de nada. De vez en cuando buscaré refugio en alguna bulla y otras veces me quedaré inmóvil, con la piel de gallina, viendo como un palio se aleja, y mientras la muchedumbre volviéndose deprisa hacia el otro lado. Que tanto en la teoría como en la práctica un palio es el cielo de Sevilla.
2 comentarios:
La edad, hermano, que no perdona, nos quita (no nos pone) años que vivir, pero nos enseña como vivirlos mejor.
Benditos sean quienes nos enseñaron a nadar en el rio de la fe, a emocionarnos al ver venir una Cruz de Guia, a compartir emociones, y a transmitirlas a nuestra sangre.
Un abrazo.
Qué importantes son esas salidas con nuestros padres a ver cofradías, explicándote esos detalles que están sobre los pasos y que recogen el evangelio según Sevilla, y cada uno va creándose su forma de llegar a Él. Todas son buenas. Y te cuentan el por qué del pelícano, el por qué la Virgen va acompañada de su amigo en el paso, etc. y así centrándonos en lo principal.
Para muchos es nuestra manera de relacionarnos con una espiritualidad que la Iglesia desde arriba no nos ha sabido dar. La visión de la Semana Santa me hace partícipe de algo que a mi entender tiende a la exlusión.
"Aquí tenemos que caber todos" leí que dijo un sacerdote , "la fe es el hilo conductor, en eso estamos fallando".
Es complejo porque hay que estar dando demasiadas explicaciones a lo que uno hace.
Madre mía como me enrollo...
Un abrazo.
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